La culpa de los padres: la lucha silenciosa de la que hay que hablar

La culpa de los padres: la lucha silenciosa de la que hay que hablar


¿Quién iba a decir que ser padre podía conllevar tanta culpa?

Parece que siempre hay algo de lo que sentirse culpable, hagas lo que hagas.
Tanto si vas a trabajar como si te quedas en casa, no dejas que los niños jueguen en las noches de colegio o usas el iPad para parar una rabieta porque estás muy cansado, a veces parece que todo lo que haces está mal.

La culpa es una emoción útil que nos obliga a reflexionar sobre nuestro comportamiento, nos ayuda a corregir errores y aumenta los sentimientos de empatía hacia los demás.

Al igual que el azúcar y el alcohol, demasiada culpa puede tener un efecto negativo en nuestro bienestar, y la culpa de los padres no es una excepción.

Efectos de la culpa paterna
Si estos síntomas le suenan, puede que esté experimentando culpa paterna:

- Dificultad para dormir
- Pensar que nada de lo que hace es suficientemente bueno
- Aumento de los sentimientos de ansiedad o depresión
- Estrés persistente
- Falta de tiempo para sí mismo o para las cosas que le gustan
- Problemas para seguir el ritmo de las tareas cotidianas
- No disfrutar del tiempo que pasa con sus hijos


La buena noticia es que, una vez que comprendemos los síntomas del sentimiento de culpa de los padres, podemos empezar a reducir su impacto en su vida.

¿Cómo podemos dejar a un lado la culpa?

Autorreflexión
A veces, nuestros sentimientos se mezclan tanto en la cabeza que resulta difícil saber cómo nos sentimos.

Si se toma un tiempo para anotar sus sentimientos de culpabilidad hacia los padres, las razones por las que los siente y los ejemplos concretos, empezará a desenredar los hilos de sus pensamientos y a comprender mejor el panorama general.

Trabajar en una cosa cada vez
Las emociones son confusas y a menudo afectan a múltiples áreas de nuestra vida. Para tener más posibilidades de éxito, elige un área en la que centrarte cada vez.

Por ejemplo, parte de tu culpa como padre puede venir de tener que dejar a los niños en casa de sus amigos o de pasar el día con la abuela mientras estás en el trabajo.
En lugar de sentirte culpable, replantea tu perspectiva. Intenta elogiarte a ti mismo por trabajar y apoyar a tu hijo y siente gratitud porque pasará el día con sus amigos o será mimado por la abuela.

Del mismo modo, si usted es padre o madre que se queda en casa y teme las vacaciones porque le cuesta mantener ocupado a su hijo, considérelas una oportunidad para estrechar lazos, aprender a cocinar algo nuevo juntos y convertir las tareas domésticas en un juego.
Abordar un área a la vez hará que las cosas sean menos abrumadoras, lo que significa que es más probable que mantenga sus nuevos hábitos.

Date la gracia
Hazte un favor y reúne todas tus percepciones sobre cómo crees que es el padre perfecto y todas las formas en las que crees que no cumples este ideal y tíralas por la ventana metafórica.

La vida es desordenada y caótica, pero eso es lo que la hace divertida y hermosa. El perfeccionismo es beige, sin vida, estéril y aburrido.

Date un respiro, deja de compararte con los demás y céntrate en ti y en tu hijo.

Buscar ayuda
Una de las mejores cosas que puedes hacer si todo te resulta un poco pesado o te sientes perdido es buscar ayuda.

Tanto si se trata de acudir a un amigo como a un profesional, pedir ayuda es un signo de fortaleza y valentía, no de fracaso.


Trabajar en tus sentimientos de culpa como padre puede llevar tiempo, pero con un esfuerzo persistente empezarás a ver mejoras.

No todos los días serán perfectos, pero lo que importa es que trabajes en los días malos y sigas intentándolo.

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